2.14.2008

Gracias por el folleto bonito, pero ¡¡QUE RESPONDEN A MIS CORREOS, POR FAVOR!!

Hace unas dos semanas, Madrid celebró FITUR a lo grande. Si tienes la suerte de vivir en un pueblo abandonado de Soria y no enterarte de lo que es FITUR, basta con decir que es la feria más grande del turismo de España, y unas de las más importantes de Europa. Normalmente, no me chifla el idea de meterme allí con tanta gente (no soy mucho para las aglomeraciones de personas), y a las 01.20 de la madrugada del viérnes, 1 de febrero, tomé la decisión executiva de no ir. No sabía dónde estaba el localizador de mi entrada; estaba luchando con (y, seamos honestos, gritando a) la impresora; llevaba quince días enseguidos trabajando; y cuando empecé a llorar por el mero esfuerzo de utilizar la función de gramática en Word for Windows, me pregunté: ¿Por qué cuernos me estoy metiendo en las masas en FITUR si no estoy seguro que voy a salir con las cosas que necesito?

Esta entrega del blog no quiere ser una crítica de FITUR. Claro, si uno es la presidenta de una compañía importante de viajes, FITUR le ofrece una oportunidad singular para conocer a mucha gente en poco tiempo. Pero hay que aceptar eventos como FITUR por lo que son: oportunidades para mover dinero en el mundo de turismo. Y una persona que NO es representativa de mucho dinero, una persona que represente algo más humilde, no tiene muchas posibilidades de hablar y poder trabajar con las autoridades de turismo. ¿Por qué te van a prestar atención si tu proyecto no significa mover milliones de dólares? Quizás tendrás la suerte a tropezarte con alguien que tiene una convicción firme que merece la pena desarrollar el turismo verde. O no. Y si no tienes esta suerte de llevar poder económico, ¿qué remedio te queda?

Hace un par de años, tuve la suerte de ser participante en una conferencia sobre desarrollo de turismo verde en Priego de Córdoba. Yo ya había hecho un discurso similar en la Ciudad de Periodismo, en Estepona. Me habían pedido hacer una presentación sobre como alcanzar el mercado anglosajón, y conté las cosas como las ví (vamos, ¿no es la razón porque te invitan a cosas así?). No era una crítica, sino un asesoramiento global de las diferencias entre el turismo nacional y el turismo procidente de paises anglosajones...cosas como (para poner ejemplos)... que hagan traducciones buenas y no unas que suenan haber sido hechas para el primo del sobrino de un amigo del alcalde...que no vinculan el "turismo de calidad" con hacer campos de golf o otras iniciativas costosas (¿la única definition de "calidad" que utilizamos hoy en día es "gastar un pastón"?)...que cuidan las detalles pequeñas, como devolver llamadas y correos electrónicos en menos de 24 horas, que invierten dinero en los albergues juveniles...no tienen que ser cosas caras, pero lo que sí important es que sean cosas que muestran que les importan lo que quieren los turistas, no solo los turistas forrados.

Pasé mucho de esta mañana intentando a ponerme en contacto con los alojamientos en unos pueblos cuyos nombres no voy a mentionar. Menos mal que tengo uno de esos contratos donde no te cobran por llamadas nacionales, porque tengo la sensación que no son las únicas llamadas que voy a necesitar hacer esta semana.

Y pensaba mucho en aquella presentación, especialmente después de tropezar con la oficina de turismo de una provincia: les mandé un correo hace tres semanas pidiendo ayuda. Recibí esta semana una respuesta: Llame a este número de teléfono. Llamé al número del teléfono. "No, señora - hay que mandarnos un correo electrónico..."

¿Lo ves?

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